Siguiendo con
el artículo de la semana pasada, en esta ocasión voy a hacer una pequeña retrospectiva sobre
amplificación, algo que sin duda
ha evolucionado mucho en los últimos 7 años.
Mi primer amplificador fue un
Randall de 30W que compré junto a mi Samick por unas 20.000 pesetas (
120€). No me puedo quejar, daba un volumen adecuado para su potencia, la ecualización era más o menos efectiva, no pesaba mucho y el sonido era en general
agradable. Para la época era un amplificador con una buena relación calidad/precio, ya que lo que se podía encontrar por ese dinero en las tiendas eran trastos de menor potencia, sonido deficiente y marca desconocida.
Más tarde y tras mucho ahorro pude adquirir un amplificador con el que tocar con más gente, un
Peavey TNT 115: el amplificador de gama media por antonomasia. Grande,
pesado (40kg) y con una
increíble potencia de 150W. Su previo estaba lleno de funciones como realce de brillo, ecualización paramétrica (que no servía para casi nada) , ganancia, compresor... muchos extras para un
resultado mediocre a lo sumo: su mueble mal diseñado le daba una resonancia muy fofa que dificultaba sacarle un sonido grave y definido.
En la actualidad dos tecnologías han revolucionado por completo la amplificación de bajo: los
amplificadores digitales y los
altavoces de neodimio. Los amplificadores digitales son aquéllos que llevan su previo o su etapa (o ambos) con tecnología digital; un
previo digital no es más que un pequeño ordenador que procesa la señal, como muchas pedaleras. En el mercado podemos encontrar previos digitales en los amplificadores de
Line6,
Yamaha,
TC Electronic, etc., normalmente
emulando sonidos de amplificadores famosos. Una
etapa de potencia digital es una etapa cuyo transformador es similar a los usados en los ordenadores de sobremesa. De esta forma se soluciona un gran problema de los amplificadores de bajo, el elevado peso que introduce un transformador toroidal de alta potencia, consiguiendo cabezales de 500W que no llegan ni a los 5kg de peso, como los
MarkBass.
Los
altavoces de neodimio han supuesto también un gran avance a la hora de reducir el peso de los amplificadores de bajo, ya que tienen una
relación masa/potencia muy buena, consiguiéndose pantallas que soportan más del doble de potencia que la de un TNT por menos de la mitad de peso. Actualmente mi equipo de bajo pesa lo mismo que el Peavey que tuve, es bastante más pequeño y lo cuadriplica en potencia, todo gracias a una
pantalla MarkBass con altavoz de
neodimio. De hecho, si en lugar de tener una etapa de potencia normal tuviera un cabezal digital, el conjunto pesaría más o menos la mitad que el Peavey.
En cuanto a
amplificadores baratos la tecnología ha dado un
salto enorme tanto en bajo como en guitarra: los previos digitales permiten construir amplificadores para principiantes con sonidos más que decentes, como los
Line6 o los
Vox de guitarra, además de poder emular los sonidos a válvulas a cualquier volumen. Centrándonos en las válvulas, la producción en China ha permitido crear algo impensable hasta hace apenas un par de años:
amplificadores de prácticas a válvulas. Hoy en día
por unos 200€ se puede comprar un combo de 5W completamente a válvulas de marcas como
Fender,
Gretsch,
Epiphone,
Harley Benton o
Ibanez. Además, estos amplificadores son
fáciles de modificar, por lo que se pueden encontrar por Internet multitud de kits para personalizar su sonido a muy bajo coste. Por último, otra novedad de hace bien poco son los
amplificadores de prácticas digitales con MIDI incorporado, que permiten grabar lo que toquemos y tocar encima de
backing tracks.