El escenario de la feria eran los estudios Revirock en el polígono industrial de Vicálvaro, Madrid. Un tanto perdidos y mal señalizados, pero muy amplios, contaban con dos zonas separadas: una gran sala con escenario para las actuaciones en directo y barra donde tomar bebidas y bocadillos a buen precio y otra sala más pequeña de color verde (era un plató de croma) llena a rebosar con la exposición de bajos y amplificadores. La primera sensación que daba al entrar a la sala de exposición era doble: visualmente era espectacular ver tanto instrumento de gama media-alta, alta y altísima junto, y auditivamente resultaba un verdadero infierno de graves, tanto que a los pocos minutos de entrar ya dolía la cabeza.
El tiempo de la feria se organizaba en conciertos de una media hora aproximadamente, durante los cuales no se podían enchuar amplificadores en la sala de exposición, y luego períodos de prueba de una hora más o menos. Durante éstos, uno podía escoger un bajo cualquiera y enchufarse al ampli que quisiera (o que estuviera libre), sin tener que pedir permiso a nadie. Desgraciadamente, el estruendo provocado por el excesivo volumen y el nulo aislamiento acústico entre amplificador y amplificador hacía una tarea ardua el probar cualquier bajo, siendo un auténtico ejercicio de paciencia y oído el discenir si el sonido del instrumento que se tenía entre manos era bueno o no. No obstante, en la zona de MarkBass y de EBS se podían hacer buenas pruebas, por ser estos amplificadores de corte más moderno y limpio, en contraposición al resto de la exposición, integrada por Laney, Mesa/Boogie, Marshall y Aguilar.
En general la feria estuvo muy bien. Muy buena selección de bajos, amplificadores y actuaciones y no tan buena la organización en cuanto a la señalización del local y las condiciones acústicas de la exposición. En las próximas entregas comentaré los bajos que pude probar y los conciertos que se hicieron.
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