martes, octubre 07, 2008

Vídeo de muestra: Ibanez AFB 200

Tercero de los vídeos de muestra de mis instrumentos:



Éste es mi Ibanez AFB 200, de la serie Artcore. Si el Jet King fue un capricho, éste lo es también, y aún más si cabe. Me costó unos 350€ en Alternativas Musicales, no me pude resistir a comprarlo tras probarlo unos minutos, me enamoró su tono. Se trata de un bajo de caja completa, esto es, está totalmente hueco. Su estética imita las jazzboxes, las guitarras de caja ancha para jazz.


Nadie diría al ver su gran cuerpo hueco de arce que este bajo es de escala corta (30,3"), lo cual permite una gran comodidad a la hora de tocar su mástil encolado de arce y caoba con diapasón de palorrosa. Esta menor escala se compensa con el tamaño de la caja, que proporciona un importante refuerzo de graves, aunque algo indefinidos. El sustain corto típico de estos instrumentos ayuda a hacer más inteligibles los graves, dándole un toque delicioso a contrabajo. Desenchufado suena muy bien, a verdadero bajo acústico, con un volumen razonable para practicar en casa sin amplificar. Las pastillas humbucker pasivas entregan un sonido cálido que respeta el tono acústico, aunque podrían ser más fieles. En general su sonido es seco, gordo y con el crujido típico de los instrumentos acústicos. Tocado con púa gana bastante pegada, consiguiendo un sonido algo más rockero.



La única pieza que cambié del bajo fue el clavijero: en menos de un año de uso, una de las clavijas (de plástico baratero) se partió, por lo que compré un juego de clavijas Warwick de respuesto. No estaba seguro de cambiar todas las clavijas cuando al afinar el bajo se resquebraja de pronto otra más, por lo que al final sustituí las cuatro por las alemanas, acabadas en dorado (quedan mejor que las originales) y desalineadas, ya que todas tienen la misma orientación, dando un efecto curioso. Otro defecto de este bajo y de los instrumentos de caja en general es que a partir de cierto volumen acopla, lo cual limita su uso a espacios abiertos o locales con buena sonorización. Aún así, sigo enamorado de él como el primer día y me encanta el suave olor a arce que desprende el interior del cuerpo cuando llevo un rato tocándolo.

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