lunes, agosto 24, 2009

Cambio de modalidad

¿Qué pueden tener en común dos canciones tan distintas como Mejor Mañana de Vega y Bliss de Muse?


Estilos opuestos (pop comercial contra rock alternativo), ritmos diferentes (swing contra rock pesado), arreglos que nada tienen que ver (coros y vientos contra sintetizador y bajos distorsionado)... pero algo que las relaciona: en ambas el estribillo da una sensación de clímax muy acusada, como si de pronto todo tuviera una resolución clara y esperada. ¿Cómo se consigue esto?

El análisis armónico de Mejor Mañana es el siguiente (simplificado):

Estrofa
Abm (I) | E (VI) | Eb7 (V)

Puente
Ab (I) | Fm (VI) | Cm (III) | Eb (V) | Dbm (IV sust IV) | Db (IV)

Estribillo
Ab (I) | Fm (VI) | Db (IV) | Eb (V)



Una de las curiosidades de esta canción es que la estrofa y el penúltimo acorde del puente están en el modo menor armónico de Ab. Veamos ahora el análisis de Bliss (simplificado):

Estrofa
Cm (I) | Bb (IV) | Fm (V) | Cm (I)

Puente
C (I) | Am (VI) | C/G (I)

Estribillo
C (I) | Am (VI) | E (IIIMaj) | FMaj7 (IV)




Casualmente la estrofa de Bliss también está en un modo menor, esta vez el menor natural de C. Otra curiosidad a destacar es el acorde IIIMaj del estribillo.



El punto común de estas canciones viene dado por el hecho de que en ambas la estrofa está en un modo menor y el puente y estribillo en un modo mayor y porque en ambas tenemos los mismos acordes (respectivamente) al principio de cada una de dichas partes pero con modalidades diferentes (mayor y menor) y ejerciendo papeles de I grado. Los acordes menores de las estrofas dan sensación de inseguridad, más acusada en Mejor Mañana por el uso del modo menor armónico, mientras que los Ios grados de los estribillos provocan esa impresión de resolución, de catarsis, especialmente en Bliss, donde el I menor precede inmediatamente al I mayor.

miércoles, agosto 19, 2009

Practicando Funk

Con el tiempo libre de las vacaciones he desempolvado un viejo método que compré junto con mi primer bajo y le he dado un repaso a la sección de funk.


Mi idea era aprender patrones de fingerstyle funk y analizarlos armónicamente para intentar crear los míos propios. Aún es pronto para ver los primeros resultados pero estoy en ello. Por ahora las ideas que he sacado analizando los licks del libro son:
  • Los acordes predominantes son de séptima (X7) o de novena (X9)
  • La resolución suele ser a la raíz, la quinta descendente o la séptima menor descendente
  • La quinta y la séptima menor ascendentes se suelen usar como notas de paso
  • La tercera menor se suele usar como nota de paso hacia la tercera mayor, normalmente con un glissando (un slide o un hammer-on)
  • La sexta mayor se usa a menudo y si resuelve en quinta descendente da un toque soul a la línea
  • La sexta mayor se puede usar como nota de paso hacia la séptima menor, ya sean ambas descentes o ascendentes
  • La sexta menor apenas se usa, ni siquiera como nota de paso. Esto se debe a que el funk surge del soul que a su vez está emparentado con el blues, cuya escala madre no usa la sexta menor
  • Se suelen usar líneas ascendentes que resuelven en la raíz (sexta - séptima menor - séptima - raíz) o en la quinta (tercera menor - tercera mayor - cuarta - quinta), ascendente o descendente
  • Son comunes los silencios al principio de un compás o tras las primeras notas del mismo seguidos de construcciones rápidas (por ejemplo, semicorcheas)
  • Los ritmos entrecortados son habituales en el funk, así como los ritmos continuos (a semicorcheas) con pausas intermedias (silencios o notas de mayor duración)
  • Uso de notas mudas para entrecortar aún más el ritmo
He transcrito las líneas del libro en Guitar Pro y se pueden descargar en los siguientes formatos:

martes, agosto 18, 2009

De peregrinación a TodoBajos

Después de mucho tiempo deseándolo al fin he podido visitar la tienda de TodoBajos en Madrid.


Algo alejada del centro (unos 30 minutos en metro desde la Puerta del Sol), la tienda está ubicada en un bajo comercial de una zona residencial. Nada más entrar en ella sorprende la cantidad de material que alberga y lo acogedora que resulta, con una cómoda zona de descanso central equipada con mesa y sofás, ideal para pasar la tarde. La variedad es sobrecogedora: Fender, Lakland, MusicMan, Mesa-Boogie, EBS, MarkBass, Aguilar, Spector, Warwick... todas las grandes marcas tienen su sitio y también los luthieres más sorprendentes.


Al cruzar la puerta su dueño José María me atiende con amabilidad y gustosamente me permite enchufar un Fender American Standard a un MarkBass SA450. El ampli me convence al momento, pero el bajo me decepciona por completo. Esperaba encontrarme un sonido Jazz Bass auténtico para poder compararlo con el de mi SX, que tantas alegrías me está dando últimamente, pero lo que probé tenía un sonido descafeinado, sin carácter ni presencia.


Conociendo la mala fama del control de calidad de Fender USA me atreví con un Nash, un bajo de corte vintage con acabado relic de gama alta. Eso ya era otra cosa. La dulzura de un buen Jazz Bass se percibía desde la primera nota: un sonido inspirador, cantarín y polivalente. El tacto del mástil se hacía raro por la ausencia de acabado y la acción no era la más adecuada, pero eso ya es cuestión de gustos. Probar este bajo me sirvió para comprobar hasta qué punto es fiel el sonido de mi SX al de un Jazz Bass vintage, no sentí que en este aspecto estuviera muy por debajo del Nash.


Después de unos días sin tocar y habiendo interpretado casi exclusivamente temas sencillos de pop/rock durante el último mes y medio me sentía torpe y sin inspiración y lo que salía de mis dedos lo confirmaba: apenas podía improvisar algo decente. Esta circunstancia, unida a los habituales nervios de encontrarse en una tienda de tanto nivel no ayudaba para animarme a probar más bajos, aunque me atreví con algunos más.


Tras probar lo que era un relicado de luthier decidí comprobar si lo que decían sobre los Fender Road Worn era cierto, así que cogí un Precision Road Worn y lo enchufé al MarkBass. El sonido era muy convincente, muy Precision: gordo, redondísimo, con su punto de dulzura y de crujido según la posición de la mano derecha. El acabado era muy agradable y el tacto muy cómodo. Los rumores eran ciertos: se trata de un bajo excelentemente construido, muy superior en calidad a un Fender American Standard y con un sonido mucho más auténtico.


El siguiente bajo en caer en mis manos fue un MusicMan Bongo HS 4 más por la anécdota que por otra cosa (el embalaje en el que vino mi Sterling pertenecía a este bajo). "Este bajo está hecho para tocar fuerte" me advirtió José María antes de enchufarlo. Y vaya si tenía razón. La salida del Bongo es muy potente, incluso más aún que la del Sterling, y el tono es demoledor y de lo más versátil que he podido oir. Además, se trata de un bajo muy cómodo y una vez colgado su estética de tapa de váter gana mucho.


A pesar de sentirme ya culpable por el follón que estaba dando me atreví con un último bajo: un Elrick Evolution Singlecut de 6 cuerdas valorado en unos 3300€. Espectacular en todos los sentidos, comodísimo incluso hasta el último traste gracias a su ingeniosa unión mástil-cuerpo, versátil, definido, transparente... una gozada cuyo precio me atrevería a decir que está totalmente justificado. Para rematar, era precioso.


En definitiva la visita a TodoBajos ha sido una experiencia genial que recomiendo a cualquier bajista tanto si es un coleccionista como si no lo es. El trato fue fenomenal y el catálogo de productos a probar impresionante; de hecho, como ya me pasó en el Bass Day, me voy con la impresión de haber desaprovechado la visita, pues me dejé cosas impresionantes por probar como los pedales Mark Bass, los Fender de los 70, los Lakland, Clover, Mayones, etc. Esta vez no fue el sonido lo que me desmotivó sino mi propia falta de recursos, algo que para la próxima visita espero tener bien solucionado.

Muchas gracias a José María por su amabilidad y enhorabuena por la gran tienda que con esfuerzo y pasión ha logrado montar

lunes, agosto 17, 2009

Rumbo a los chiringuitos

Más conciertos de Rumbo al Este, esta vez visitando un par de chiringuitos de playa y una asociación de vecinos, no faltos de anécdotas.


Nuestro primer concierto de chiringuito fue en Bolnuevo el 24 de julio. Escenario improvisado con tablones y cartones sobre la arena, iluminación propia... ideal para ganar tablas. La acogida fue buena y en general salió bien, aunque se hacían cada vez más evidentes las carencias del equipo de sonido.


El siguiente concierto también discurrió en un chiringuito de playa, esta vez en La Isla. Todos nuestros temores respecto a tocar de noche en la playa se confirmaron: sonido irregular por la falta de instalación eléctrica adecuada, arena por todos sitios y en mi caso una ceguera por la ubicación de los focos que motivó no pocos fallos de ejecución. El sonido de nuevo iba quedándose corto.


Con muy poca antelación nos salió el último concierto hasta la fecha, en la Asociación de Vecinos de Isla Plana. Teníamos que amenizar un bingo y contábamos con un escenario grande, mesa de mezclas nueva y altavoces más grandes y potentes. Todo apuntaba a que iba a ser una gran noche pero el tiempo tormentoso, con un cielo plagado de nubes, rayos y viento estuvo a punto de provocar la cancelación del bolo. Afortunadamente fue escampando y pudimos dar un concierto que salió bastante bien, con (al fin) buen sonido, comodidad sobre el escenario y sobre todo con mucha diversión.