Publico esto a raíz de una discusión (en el buen sentido de la palabra, no a ostias) que tuve anoche con un colega. Él, por su profesión, tiene una concepción de la música como algo mercantil, como un trabajo al que, en la medida de lo posible, hay que sacar provecho económico con conciertos, giras, etc. Así que chocamos en que yo ahora mismo no tengo ninguna gana de tocar en directo y que soy feliz ensayando; en que no tengo ambición, vamos. A continuación expongo mis razones para no querer tocar en directo y que cada uno saque sus propias conclusiones:
- Ahora mismo no tengo ningún grupo de directo. Me gusta Anotherway pero no es un grupo para dar conciertos en bares. Se pueden dar, pero no es una música pegadiza ni especialmente divertida, no atrae mucho al público como espectáculo que debe ser un concierto en un bar. Cada tipo de música tiene un lugar, un entorno y un público, y concibo nuestra música más para ser oída o para ser vista sentado en una terraza. No pienso esto sólo de mi grupo, sino también por ejemplo de grupos como Humbert Humbert que tocó en un bar (la Stereo), cuando no pegaban ni con cola con ese tipo de evento.
- No me atrae tocar ante público. Para mí la mayor satisfacción es la de estar tocando con alguien y que suene bien, que estemos compenetrados, independientemente de que se desarrolle la acción en un local de ensayo o en un escenario y de que me vean 1, 5 o 30 personas. Tal vez en este punto mi concepción de la música sea egoista, ya que no busco entretener a nadie, sino sentir que me planteo retos y los supero o bien que soy capaz de "conectar" con otros músicos.
- Ahora mismo no me apetece tocar en directo con Anotherway. Aún cuando ignoro el punto 1 y me dan ganas de tocar en directo, me gusta hacerlo bien, y ahora mismo no me parece que estemos en condiciones de dar un buen concierto de más de 15-20 minutos. No soporto que la mitad de nuestro repertorio sea de versiones. Si me metí en la música fue para crear mis propias composiciones, sean buenas o malas, no para tocar las de los demás. Así que estamos en una época de composición autoimpuesta para, a principios de 2007, tener un repertorio donde las versiones sean un capricho y no una necesidad.