miércoles, noviembre 29, 2006

Jam sessions: del corazón a las manos


Hace unos días leí en Guitarramanía que en Barcelona existen bastantes locales dedicados a hacer jam sessions. ¿Qué es una jam? Según la Wikipedia:

"Una jam session puede traducirse literalmente como sesión de improvisación. La expresión hace referencia a la improvisación musical sobre melodías conocidas, sin mucha preparación ni arreglos predefinidos.

El término jam empleado en este contexto tiene sus orígenes en los años 20, y se refiere a "un pasaje corto, improvisado libremente, por toda la banda". La derivación de este uso es un tanto difuso, así como otros términos que se introdujeron al idioma inglés por medio de la música jazz, como hip, hep, o hepcat. Es posible que haya surgido del idioma wolof de África Oeste.

Las improvisaciones pueden estar basadas ligeramente en una armonía o partitura sugerida por uno de los participantes. Excepcionalmente, puede darse el caso de una improvisación pura, esto es, de que no se trabaje sobre nada conocido sino de que la música interpretada sea creada en el mismo momento de la jam session."


Para mí las jam sessions son una parte fundamental de mi vida musical (la poca que tengo), y me deprime que en el panorama de Murcia y Cartagena estén poco extendidas, siendo especialmente grave ésta última. Desde Música Viva me gustaría potenciar la práctica de la improvisación, aunque desgraciadamente los medios que tenemos ahora no nos lo permiten. Para no alargar demasiado el post, resumiré los aspectos fundamentales de una jam:

Qué se necesita
  • Obviamente, necesitamos instrumentos y, en caso de tocar instrumentos eléctricos o voz, amplificadores. Hay que hacer un esfuerzo por tocar con material que no sea nuestro y al que no estemos acostumbrados: el sonido personalizado en una jam no es importante.
  • Un mínimo de teoría musical es necesario para poder improvisar adecuadamente. Con conocer las escalas y acordes de la tonalidad mayor es suficiente. Para la batería basta con tener un buen sentido del tempo y conocer algunos ritmos básicos. Cuanto más se sepa mejor, pero hay que evitar la idea que tiene mucha gente de que hace falta saber mucha teoría o ser músico de jazz para improvisar.
  • Un oído desarrollado o la capacidad de reconocer acordes visualmente es muy útil (preferiblemente el oído) para poder improvisar con soltura. En caso de que no se tenga ninguna de las dos cosas siempre se puede acordar con el resto de músicos la progresión y tonalidad por las que se va a mover la jam.
  • Imaginación y ganas de plantearse retos. Esto es fundamental. Una jam no consiste en repetir las partes que mejor sepamos hacer adecuándolas a la música. Lo ideal es crear desde cero, dejarse llevar por las ideas ajenas o incluso probar al azar para descubrir sonidos que desconozcamos.
  • Algo de desinhibición es vital. Para improvisar hay que perder algo del miedo al fracaso. Mientras uno cumpla los requisitos anteriores no debe acobardarse pensando que no va a dar la talla o que se va a equivocar; equivocarse es algo admisible al improvisar.
  • Respetar los turnos y la participación de todos los músicos es de buena educación y es necesario, como en cualquier actividad colectiva.
Qué se debe evitar

Básicamente evitaremos los comportamientos contrarios a lo dicho anteriormente, esto es:
  • Intentar utilizar el instrumento propio a toda costa o perder demasiado tiempo en ecualizaciones, efectos, etc.
  • Meternos en fregaos al intentar improvisar sobre algo que nos venga demasiado grande: acabaremos sufriendo nosotros y los que nos rodean. Hay que ser ambicioso y plantearse retos, pero con realismo.
  • Utilizar la improvisación como plataforma para enseñar nuestra técnica o cosas que ya tengamos compuestas. Una jam no es un escaparate, lo que cuenta es divertirse y divertir a quienes miren. Dar mil notas por hora en una escala muy extraña de tal forma que nadie nos pueda seguir no nos hace quedar bien, nos hace parecer gilipollas.
  • Intentar acaparar el escenario o no prestar nuestro instrumento/amplificador si somos nosotros quienes lo proporcionamos.
  • Tocar temas ya compuestos (propios o ajenos) que no sean conocidos por todos o que no hayan sido acordados de antemano. En general es frustrante ver cómo alguien se pone a tocar una canción que conoce mientras los demás intentan seguirle (por norma general una canción completa suele ser más difícil de seguir que una progresión sencilla).
Qué se consigue
  • Obviamente, se consigue diversión.
  • Si tenemos una mente abierta y receptiva, es posible que descubramos cosas nuevas tanto en los demás como en nosotros mismos, mejorando y aprendiendo.
  • Nos acostumbraremos a tocar en grupo, si es que estamos acostumbrados a hacerlo solos. Con esto ganaremos en compenetración con otros músicos.
  • Ganaremos cierta capacidad de intuición a la hora de tocar con otras personas, pudiendo adivinar qué es lo próximo que va a hacer un músico.
Siguiendo estos sencillos consejos tendremos una jam divertida en la que cualquier músico podrá participar, sin importar el nivel.

PD: Un caso aparte es el de los locales de improvisación: en algunos de ellos las exigencias de nivel teórico y técnico son mayores, por lo que aplicaremos el segundo punto de Qué se debe evitar para saber si sobramos o no.

1 comentario:

Anónimo dijo...

estaria muy bien q hubieran locales asi para improvisar, e improvisar tal y como lo has definido.seria lo suyo :D